Para obtener una producción óptima de tomate, es importante fertilizar el suelo según las necesidades de la planta. Los tomates requieren un suelo bien drenado y enriquecido con nutrientes y sustancias orgánicas, por lo que es recomendable añadir abono orgánico antes de la siembra. También se puede agregar estiércol maduro al suelo para mejorar la conductividad del agua y proporcionar una fuente de nutrientes para la planta. Para obtener los mejores resultados, se debe proporcionar una fertilización ligera con productos orgánicos, como estiércol o compost, detrás de las plantas. La introducción de fertilizantes minerales solo debe realizarse si se encuentran deficiencias en el suelo.