En Gales esta extraña costumbre navideña parece no tener demasiado sentido, y de hecho cada pueblo ne el que se hace le da un significado diferente. Consiste en que un vecino vaya por el pueblo arrastrando una calavera de cabra, cubierto con una manta blanca, como si fuese un espíritu. En algunos sitios se le pone una mandíbula móvil, para que pueda amenazar a la gente con la que se cruza.